Larga vida a José de San Martín
El 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, Intendencia de Buenos Aires, Virreinato de La Plata nació José Francisco de San Martín y Matorras, cuatro años más tarde se trasladó junto a su familia a Buenos Aires y posteriormente a España donde siguió estudios en el Seminario de Nobles de Madrid para luego seguir la carrera militar en el ejército español alcanzando el grado de teniente coronel en 1808, por su desempeño en la batalla de Bailén. En 1811 se embarcó a Inglaterra donde conoció a los miembros de la Logia Lautarina, que difundía la idea de emancipar América, contacto trascendente que lo convertiría junto a Simón Bolívar en una de las figuras más importante de las guerras de independencia hispanoamericanas.
El pasado viernes 24 de febrero en el Museo Histórico Gabriel González Videla, se conmemoró un aniversario más del natalicio de José de San Martín, y que tuvo todo el sentido y símbolo de la emancipación de los países latinoamericanos.
El especial acto comenzó con la entonación de los himnos patrios de Chile y Argentina y el discurso fraterno del Centro Argentino Chileno de Integración de la Región de Coquimbo, la reseña histórica del Círculo O´Higginiano, música de tango y la presentación del retrato del prócer José de San Martín.
El presidente del Centro Argentino Chileno de Integración de la Región de Coquimbo, Leopoldo Escudero Gabilanes, señaló “la importancia de mantener la unión entre los países de Chile y Argentina representada en el gesto del abrazo de Maipú entre San Martín como libertador de Chile y O’Higgins”.
Por su parte Rodrigo Iribarren Avilés, director Museo Histórico Gabriel González Videla, presentó el retrato del prócer José de San Martín, pintura de caballete de autoría de José Gil de Castro.
(Transcripción)
“José Gil de Castro y Morales, Gil de Castro, o Mulato Gil, considerado el fundador de la pintura republicana en Chile es el autor de muchas imágenes históricas que hoy pueblan nuestro imaginario colectivo. Poco sabemos de este hijo de madre esclava, que como pocos, supo reconocer las oportunidades para progresar en una época de profundos cambios sociales y políticos.
Sabemos que José Gil nació en 1785 en la ciudad de Lima, hijo de Mariano Carbajal Castro, pardo libre, y de María Leocadia Morales, una esclava negra que recién había obtenido la libertad. Su infancia transcurrió en Trujillo. Recibió su formación artística en un taller limeño, que puede haber sido el del sevillano José del Pozo, hacia 1796 y luego con el retratista Pedro Díaz. Además habría tenido contacto con la obra de Julián Jayo y José Legarda.
Desde Lima, José Gil se trasladó a Chile en 1813 e instaló su taller en la actual calle Victoria Subercaseaux, a los pies del Cerro Santa Lucía. A poco de llegar se enroló en el Batallón de Infantes de la Patria, milicia compuesta por población afromestiza libre de Santiago. En el sistema de castas español instaurado en América, que clasificaba a las personas en términos raciales, el “pardo” –también denominado “libre de todos los colores”– era el descendiente de esclavos africanos que se mezclaba con europeos y amerindios.
José Gil de Castro, pintor de libertadores, apoyado en sus éxitos artísticos (nombrado por Bernardo O´Higgins como Maestro Mayor de los Pintores, de Santiago, Chile, en 1816) y en su condición de militar, logró ir ascendiendo socialmente. Fue promovido a Capitán de Ingenieros de Chile y Perú, Capitán de Fusileros del Batallón de Infantes de la Patria y la Orden al Mérito de Chile en 1817, el mismo año en que se casó con la criolla chilena María de la Concepción Martínez.
Si bien es cierto, José Gil de Castro, en sus retratos inmortalizó preferentemente a los protagonistas de su época, convirtiéndose en el gran retratista de las campañas de los Ejércitos Libertadores de Sudamérica y en consecuencia, del paso de la Colonia al periodo de la República, hizo también muchos retratos de la elite de Chile y Perú, pero también supo poner el ojo en aquellos sujetos que nadie más parecía ver, como las mujeres y los niños
Como a contar de 1825 hay muchas obras de personajes de la aristocracia peruana firmadas por el autor, podría suponerse que regresó a ese país por esa fecha. Murió 12 años más tarde de apoplejía en Lima, el 26 de noviembre de 1837. Éstos son los pocos datos documentales que se conocen sobre la vida de José Gil de Castro.
En la época colonial los pintores no acostumbraban firmar sus obras. La autoría no se consideraba relevante, tanto por la escasa prominencia social de la que gozaba entonces el artista, como por el hecho de que la mayoría de las obras eran el resultado del trabajo colectivo en el taller, que requerían del trabajo físico, tan menospreciado por la aristocracia.
En este caso en particular del retrato del General José de San Martín, no es así, ya que en el vértice inferior izquierdo aparece la inscripción en latín: “Fecit me Josephus Gil. Anno milessimo octingentésimo desimo octavo”. Me hizo José Gil en 1818.
En el costado superior derecho aparece la siguiente inscripción: “Al héroe de los Andes Coquimbo ofrece, su memoria graba, por la restauración del Estado Chileno”
“La Patria en Chacabuco al Vencedor de los Andes y Libertador de Chile”.