Origen del pueblo minero de El Tofo
El Tofo nació como campamento minero en 1908 con la llegada de Bethlehem Chile Iron Mines Company. Fue ahí cuando se instalaron las primeras viviendas y edificios para entregar una mejor calidad de vida a sus pobladores.
Al igual que la mayoría de los pueblos mineros de Chile, surgió por las condiciones económicas que permitió la explotación del yacimiento de hierro.
Los registros oficiales de los trabajadores en El Tofo, señalan que se concentraron en el lugar hasta 2.500 personas, cifra que fue en aumento con el paso del tiempo, y en declive con el agotamiento del mineral (Cleary: 1999, p. 13).
El Tofo permitió el desarrollo de buenas condiciones de vida para sus pobladores, las que se contraponían al contexto de escasez que existía en la región y en gran parte del país.
La explotación de la mina se convirtió -en algunos casos- en una posibilidad de ascenso social. Además se caracterizó por mantener buenas relaciones entre sus habitantes (Cobo: 2006, p. 6).
Vida social
La vida social del pueblo se desarrollaba en la parte alta de los cerros: las oficinas, la maestranza, la escuela, el hospital, la iglesia, el teatro.
La pulpería -que funcionaba sin sistema de fichas-, y todas las demás actividades se emplazaron en ese lugar (Cleary: 1999, 18).
Las viviendas, en cambio, se encontraban sectorizadas de acuerdo a la nacionalidad y al tipo de labor que cumplía cada uno de los trabajadores.
Estas divisiones dentro del pueblo se establecían en tres tipos:
- Campamento americano.
- Campamento obrero.
- Población de empleados.
Cada sector poseía autonomía del resto y tenían accesos diferenciados. Sin embargo, en algunos casos utilizaban espacios comunes, como el cine, la recova, las escuelas y el transporte (Cleary: 1999, p. 18).
En el sector más alto se encontraban las residencias de los directores, profesionales o estadounidenses que habitaban en el complejo. En el sector más bajo y en las laderas se ubicaban los empleados y trabajadores más sencillos.
Ello generaba una distribución espacial a nivel de clases, que es posible apreciar en las imágenes a partir de las viviendas y las vestimentas que utilizaban los trabajadores (Cleary: 1999, p. 19-20-21).
El registro documental de esta colección presenta la conformación de un asentamiento minero, de sus singularidades y características, y del nivel de diferenciación social que existía entre sus pobladores.
Las imágenes de los trabajadores, niños y mujeres, permiten establecer una mirada en torno a la vida de un pueblo que surgió a partir de la explotación del hierro.